2 a.m, ¿Por dónde empiezo? Hay llanto en mi rostro otra vez. El sonido silencioso de la soledad quiere venir conmigo a la cama.
Soy el fantasma de la chica que siempre quise ser. Soy la cáscara de una chica a la que solía conocer bien.
Bailando lentamente en un cuarto vacío ¿Puede la soledad tomar tu lugar?
Me canto a mi misma una dulce canción de cuna. Entonces te vas y dejas a la soledad entrar para llevarse mi corazón otra vez.
Demasiado temerosa, para decidir a entrar, a causa del dolor de una noche más sin amor.
La soledad que se quedará conmigo y me abrazará hasta que me quede dormida.

19.1.09




—Eres interesante cuando duermes. Hablas en sueños.


— ¡No!


— ¿Estás muy enfadada conmigo?


— ¡Eso depende!


— ¿De qué?


— ¡De lo que hayas escuchado!


— ¡No te disgustes!


—Echas de menos a tu madre. Te preocupas por ella, y cuando llueve, el sonido hace que te revuelvas inquieta. Solías hablar mucho de Phoenix, pero ahora lo haces con menos frecuencia. En una ocasión dijiste: «Todo es demasiado verde».


— ¿Alguna otra cosa?


Pronunciaste mi nombre.


— ¿Mucho?
—Exactamente, ¿cuántas veces entiendes por «mucho»?
—Oh, no.


—No te acomplejes. Si pudiera soñar, sería contigo. Y no me avergonzaría de ello.

No hay comentarios.: